Sentado en un sillón, con Led Zeppelín de fondo, sintió que se quedaba dormido, justo después de un suave, casi imperceptible piquete de hormiga, poco a poco la música se fue perdiendo mientras el sentía que un viento muy fresco acariciaba su cara, era un viento con sabor a agua fresca, como la que bebía del pozo ubicado al fondo de la casa de campo en la que vivió cuando era niño.
Noto que se dirigía a un lugar donde el sol brillaba muchísimo más y que si se le veía de frente cambiaba de color, de dorado, a naranja, luego pasaba por todos los tonos de violeta hasta volverse nuevamente amarillo, un tono extraño y hasta ahora nuevo de amarillo, se sentía tan bien, que nada de esto le pareció tan extraño.
Después de caminar bajo ese intenso sol, decidió sentarse a la sombra de un enorme árbol, que hasta ese momento parecía normal, pero él lo vio detenidamente, y se pudo dar cuenta que de sus ramas colgaban lindas flores, que si las tocaban hacían ••reír••, jamás había conocido un lugar donde todo fuera tan agradable, tan claro, y tranquilo.
¡Quiero volver todas las veces que sea posible!, pensó, mientras se desamarraba sus Converse y se acostaba en ese césped de color rosa, después de un rato poco a poco volvió la música de Led Zeppelín, y el se dió cuenta que este había sido el primero de recurrentes viajes al país de la heroína.
3 comentarios:
Zeppelin intravenoso me da miedo Chío; si solo Plant, Page, Bonham y Jones son más que suficientes para volar. Sí que los tuvo bien puestos para viajar así.
me dieron ganas de estar ahí en medio de la musica y esos brillantes colores.
(ya volví 1313)
y falta el viaje de hongo...asi que dile al amigo q se abroche los cinturones!!!
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