miércoles, 28 de enero de 2009

Tic tac...


Tic tac, tic tac canta el reloj que nació sordo, ciego y condenado a correr sin parar, sin detenerse a descansar.
Lleva tanto tiempo ahí que ya no puede recordar que paso el minuto anterior, ya le cansa la nostalgia, le cansa extrañar.
Ha intentado parar, lo han intentado detener, ah! Pobre del reloj condenado a vivir, pero más pobre aquel, que condenado a morir, no entiende jamás que el tiempo no para y que ahora es cuando debe vivir, ahora es cuando debe sentir.

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